Una vez más: no he dicho que sea fácil. Pero la filosofía de hechos consumados (“esto es lo que hay”) puede derivar en un conformismo o derrotismo (“total, no se puede hacer nada”) peligrosos ambos, porque permiten las derivas que estamos viendo.
La mayoría de las nuevas opciones políticas que se presentan abogan por cambios estructurales: que lo demuestren y den mayor independencia y rigor, a la vez que responsabilidad, a la TV pública, o que queden definitivamente retratadas como “más de lo mismo”, destruyendo ellos mismos su propia credibilidad.
Otra opción es renovación desde abajo: que directivos y funcionarios de RTVE ideen y pongan en marcha sistemas de autofinanciación y optimización de la gestión que justifiquen la independencia de gestión y contenidos.
¿Cómo? Pues no nos corresponde a nosotros dar detalles, si no a los principales afectados. Me dirás que no lo van a hacer por que “a los de arriba” no les interesa, bla bla bla. Sí, claro. Pues por eso es difícil. Pero no imposible. Es que si todo fuera fácil no harían falta gestores y profesionales formados y eficaces, ni pagar buenos sueldos a esos gestores y profesionales…